El abogado Emilio Cuatrecasas ha montado un frondoso conglomerado empresarial con dos basamentos: la tenencia de edificios en las mejores zonas de Barcelona y Madrid, y un fuerte paquete de acciones del gigante francés Elior, que gestiona una enorme red de 25.000 restaurantes y puntos de venta en 16 países.

Su condena a dos años de cárcel por varios fraudes fiscales le supuso un baldón insoportable, que acabó por condenarlo al ostracismo social.