El abogado de Iñaki Urdangarin tiene que defender a su cliente, lógicamente, y pedir incluso que el Tribunal Supremo anule la condena que le impuso la Audiencia Provincial de Baleares de seis años y tres meses de cárcel. Podría haber elegido muchos argumentos para hacerlo, pero decir que su defendido ya ha sido condenado por la sociedad y ciertos medios de comunicación, cuando vive en Suiza, libre y en compañía de su familia, es pasarse un poco. ¿Qué argumento buscaría si hubiera estado en prisión preventiva, como le ocurre a tantos presuntos delincuentes?