El presidente de Telefónica estuvo ayer a la altura de lo que se espera del primer ejecutivo de una multinacional española que ha apostado desde el principio por Barcelona como escenario del MWC. Álvarez-Pallete tuvo que estar donde otras personalidades que se dan golpes de pecho y se ponen las medallas de representar los intereses de la ciudad y del país no están por intereses de vuelo gallinaceo.