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La alcaldesa de Girona tiene todo el derecho a apadrinar el cambio de nombre de la plaza de la Constitución por el de plaza Uno de octubre de 2017 en conmemoración del referéndum ilegal que algunas administraciones públicas, como la suya, respaldaron. Sin embargo, alegar que el cambio responde a que la Carta Magna no tiene vigencia en Girona es tan pueril que sus propias palabras lo desmienten. Si en España no estuviera vigente una Constitución como la de 1978, ella no podría hacer ni decir lo que hace y dice.