Joan Romero
Joan Romero, el consejero delegado de Acció, no es un hombre, precisamente, de acción. Le cuesta tomar decisiones, y, con el argumento de que el Gobierno ha aplicado el 155, ha adoptado un perfil bajo.
Emplaza a las empresas que le piden ayudas, a la innovación, por ejemplo, a que se entiendan con Madrid. Pero tiene claro, en cambio, que en las oficinas de la agencia de promoción económica de la Generalitat se muestre, claramente, el apoyo a los políticos presos, a Jordi Cuixart y a Jordi Sànchez, y que los lazos amarillos estén presentes en todas las ventanas. Y es que Romero ha convertido en una especie de bastión independentista una agencia que debe trabajar para el conjunto de catalanes, como muchos de sus trabajadores piden.