El consejero delegado de Hugo Boss ha hecho un gesto inusual entre multinacionales textiles que le ha otorgado un punto a favor. Ha entonado el mea culpa y ha reconocido que alguno de sus proveedores en Asia han explotado a mujeres y niños en su cadena de producción. Todo ello, en un documento de 40 páginas que la propia compañía ha divulgado.
Tras asumir la responsabilidad por la falta de control en países como India, donde se han llegado de detectar casos de trabajos forzosos, se ha abierto el proceso de depurar estos errores. Tanto del punto de vista humano como por imagen de marca. Es deseable que Hugo Boss no se quede sólo en este último objetivo.