Es el concejal díscolo de Badalona. Josep Téllez Oliva vuelve al foco de la polémica, esta vez por presionar a la Guardia Urbana del municipio para que devolviese unos carteles que se había incautado sobre el referéndum ilegal del 1-O. No solo eso, sino que los cogió del coche policial y comenzó a repartirlos.
En 2016 protagonizó otro escándalo, cuando rompió ante las cámaras de los medios de comunicación el auto judicial que obligaba al consistorio de Badalona a permanecer cerrado el 12 de octubre.
Téllez es activista desde que estalló la guerra de Irak. Pero una cosa es serlo desde la calle y, otra muy distinta, desde el poder. Para él la batería agotada y la imputación de la Guardia Civil.