La decisión de Banco Sabadell de trasladar su sede social a Alicante es un hecho sin precedentes en la historia reciente de Cataluña. Aunque la entidad presidida por Josep Oliu no tenía muchas alternativas posibles para frenar la fuga de depósitos y la caída de la cotización de su acción de los últimos días a causa de las tensiones por el procés, la rapidez y determinación con la que se ha tomado la decisión no está exenta de un cieto grado de valentía.
Oliu ha demostrado de esta forma que los bancos no tienen más ideología que la preservación de los intereses de sus accionistas, empleados y clientes. Todo un aviso para navegantes a pocos días de la declaración unilateral de independencia.