La Fiscalía Anticorrupción se ha mostrado favorable a que la Audiencia Nacional admita una treintena de querellas contra los ex presidentes del Banco Popular Ángel Ron y Enrique Saracho por llevar a la quiebra a la entidad, que finalmente se quedó sin coste alguno el Banco Santander.
Lo cierto es que, durante la presidencia de Ron --entre 2004 y febrero de 2017--, el banco perdió el 96% de su valor, lo que no impidió que él se jubilara con una mochila de 8,5 millones de euros. Aunque no es menos cierto que la entidad estaba supervisada por el Banco de España y sus cuentas auditadas de forma independiente.
Sea como fuere, todo apunta a que el banquero deberá rendir cuentas a la justicia por su responsabilidad al frente de la entidad.