Ser concejal de una ciudad conlleva ciertas responsabilidades, como la de responder no solo ante los logros, sino también ante las adversidades. Para lo bueno y para lo malo. Algunos, como Eloi Badia, parecen no haberlo entendido.
El cementerio de Montjuïc de Barcelona sufrió un derrumbe de 140 nichos el pasado viernes y, cuatro días más tarde, el silencio del gobierno de Barcelona en Comú impera ante los hechos ocurridos. Ni un comunicado, ni una rueda de prensa, ni unas declaraciones. Qué mínimo para las familias que no saben dónde están sus seres más queridos, cuyos restos óseos están mezclados con otros.