Jesús Barrientos
El presidente del TSJC lo tiene muy fácil ante el reto que se avecina por los procesos judiciales derivados del referéndum ilegal. Salvará los muebles de la institución que preside y reforzará el prestigio del cuestionado poder judicial si, ante la tormenta política en ciernes. se limita a hacer lo que cabe esperar de él: impartir justicia de acuerdo con la ley.