El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, está dispuesto a poner a prueba la paciencia de los catalanes y de los medios de comunicación del país antes de que llegue el 1-O, incluso antes de la Diada.
La rueda de prensa convocada de urgencia a última hora de ayer para denunciar un supuesto acoso del Estado a Cataluña porque el Tribunal de Cuentas amplía sus investigaciones en busca de responsabilidades económicas por la convocatoria del 9-N es una prueba de ese ánimo. No debería insistir --y menos él, que es periodista--, porque convertir en noticia urgente algo que no lo es termina por defraudar a sus destinatarios, que acaban por darle la espalda. Es el riesgo que poner tanto empeño en calentar los ánimos de los ciudadanos.