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Pinturas Valentine, propiedad del grupo familiar portugués CIN, no levanta cabeza. Desde hace nueve años arroja unas pérdidas que suman ya 43 millones de euros.
La empresa no solo está en números rojos, sino que el auditor ha tenido que rectificar la contabilidad del año pasado e incrementar el deterioro nada menos que en un 400% respecto de lo contabilizado por los ejecutivos bajo las órdenes de Joao Martins Serrenho, presidente del consejo de administración el grupo.