Ernesto Gasco, junto a otros cargos públicos vascos, ha dado una lección sin proponérselo a muchos políticos de ayuntamientos y gobiernos autónomos de toda España que no saben cómo gestionar el turismo en sus respectivos territorios.

No saben gestionarlo como actividad económica con un peso cada día mayor ni como fenómeno que despierta reacciones adversas entre algunos colectivos radicales. Los políticos donostiarras han dado un paso al frente con valentía e inteligencia.