Las dificultades económicas que afrontan las administraciones públicas catalanas son sobradamente conocidas. Sin embargo, todo debería tener un límite.

La racanería del Instituto Catalán de la Salud (ICS) en la gestión de las radiografías parece que ha sobrepasado ese límite. Que los médicos de atención primaria no siempre reciban la correspondiente información de los radiólogos debería hacer reflexionar muy seriamente a la máxima responsable del ICS, Candela Calle.