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La racanería de la Generalitat con las ayudas a los discapacitados no casa demasiado bien con el perfil social que el Govern trata de vender públicamente. Y menos aún cuando estos recortes se hacen con triquiñuelas y desde una consejería en manos de ERC, una formación que alardea de transparencia y sensibilidad respecto a estas cuestiones.
La consejera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, debería reconsiderar sus políticas hacia este colectivo, uno de los que más dificultades encuentra a la hora de buscar empleo.