El octogenario empresario José Luis Núñez Clemente se ha ganado su lugar en el imaginario colectivo de la ciudadanía como presidente del Barça. Sus gestos, su particular forma de expresarse y su despedida entre lágrimas le convirtieron en un personaje público. Regresó a las portadas cuando ingresó en la cárcel de Quatre Camins junto a su hijo, José Luís Núñez Navarro, en noviembre de 2014 para cumplir la pena de dos años y dos meses a los que fueron condenados por el caso Hacienda.
Fue castigado al quedar probado que había sobornado a inspectores pare eludir el pago de impuestos de su grupo inmobiliario. Una mancha en una trayectoria empresarial que también transcenderá por no haberse dejado llevar por lo que parecía una burbuja del ladrillo sin fin que llevó a las grandes constructoras del país a quebrar con milmillonarias cifras de pasivo.
Núñez y Navarro está apalancada. Pero fue capaz de mantenerse a flote a lo largo de toda la crisis y ahora toma fuerza con nuevos proyectos que se han podido impulsar gracias a un músculo inversor saneado. Una gran diferencia con sus antiguos competidores.