Carles Puigdemont ha sucumbido a las presiones de Oriol Junqueras y ha destituido a tres consejeros disidentes con el proceso independentista que debe culminar en un referéndum unilateral. La única explicación dada por el presidente catalán ha sido negar que existan "consejeros de PDeCAT o de ERC, sino de Junts pel Sí", pero esa unidad es más débil que nunca, si es que alguna vez existió de verdad.
Los republicanos se vanaglorian del nuevo gol metido a los convergentes, que se une a la marcha de Jordi Baiget. El exalcalde de Girona pretende así blindar el 1-O y su perfil patriótico, pues no tiene nada que perder, dada su publicitada renuncia a ser candidato a la presidencia de la Generalitat.