Atrás quedaron los años de bloqueo de la Sindicatura de Cuentas, cuando los informes sobre la gestión del sector público llegaban tarde y mal. Algo ha mejorado este órgano dedicado a fiscalizar las cuentas de la administración catalana, pero todavía hay retrasos que ensombrecen el trabajo, imprescindible, de sus responsables.
El último informe de la Sindicatura --dirigida por Jaume Amat-- destapa un más que cuestionable contrato entre Teyco, la empresa de los Sumarroca, y el Incasol. Lo hace concienzudamente, pero seis años después de que se produjera. La Sindicatura merece elogios por su labor, pero también más medios para desempeñarla con prontitud.