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El consejero de Salud de la Generalitat, Toni Comín, es un especialista en generar conflictos. Su mandato va camino de convertirse en uno de los más dañinos para la sanidad catalana.
Ahora se avista un nuevo problema en el horizonte: la privatización de las cocinas de los hospitales públicos de Barcelona. Los sindicatos ya han advertido de que "si quieren guerra, la tendrán".
Esperemos que, en esta ocasión, Comín sea capaz de tener la mano izquierda que, hasta el momento, le ha faltado.