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A través de los años, en la televisión pública catalana se había consolidado una cierta libertad ideológica de los redactores, siempre y cuando atendieran debidamente los intereses del Govern. A cambio, podían dejarse llevar por sus inclinaciones izquierdistas, mayoritarias entre la redacción.
La llegada del nuevo director anuncia un cambio en el estatus asambleísta de la casa. Va a combatir el izquierdismo, pero en realidad, lo que persigue es el colauismo que ha detectado en ciertas piezas informativas.