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El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha salido este miércoles a la palestra para tranquilizar a los mercados y a los clientes del Banco Popular; y ha hecho lo que tenía que hacer, era su obligación. Sin embargo, no sabemos qué hubiera ocurrido de prosperar la idea gubernamental de que Bankia, una entidad que ahora está en manos del Estado, se hubiera encargado del Popular.
Por eso sus palabras no tenían credibilidad cuando negaba que fuera un rescate. También lo negó cuando en 2012 se necesitaron más de 60.000 millones para apuntalar el sistema financiero nacional.