No se alcanza a comprender la resistencia de la consejera de Enseñanza de la Generalitat, Meritxell Ruiz, a introducir medidas en el sistema educativo que garanticen el bienestar de los menores y eviten situaciones de discriminación. ¿Acaso no eran los presupuestos de la Generalitat de 2017 los más sociales de la historia?
Hace meses que los partidos de la oposición vienen reclamando la reintroducción del servicio de comedor escolar en los centros de secundaria, que la Generalitat eliminó con la excusa de la jornada compactada. Pero ayer, el Parlamento catalán dio un revolcón a las políticas educativas de la consejera convergente al votar a favor de la recuperación de los comedores en la ESO. La coalición de Junts pel Sí (CDC y ERC) se quedó sola votando en contra.
La negativa de Ruiz a proporcionar ese servicio, así como la decisión de no subvencionar las guarderías públicas, mientras se mantienen o aumentan las subvenciones a los colegios de elite que segregan por sexo, forman parte del historial de la consejera.