La apuesta del conseller de Justicia, Ramon Espadaler, por la distención y el diálogo en prisiones empieza a dar sus frutos, hasta el punto de que acciones como las organizadas por Marea Azul quedan minimizadas.

Espadaler, consciente de la tensa situación que se ha vivido en los últimos meses, ha querido optar por una nueva estrategia desde su nueva responsabilidad. El acceso al cargo, con la elección de nuevos responsables en áreas como la Secretaría de Medidas Penales, en Justicia Juvenil o en el CIRE, y las reuniones constantes con los sindicatos de los funcionarios de prisiones han llevado un nuevo clima.

Una prueba de ello se constató este martes, con el inicio del Debate de Política General en el Parlament. El colectivo Marea Azul, de funcionarios de prisiones, había previsto un acto alrededor de la Cámara catalana. Sin embargo, la manifestación fue siquiera testimonial.

El ecosistema de prisiones ha entendido que se abre una nueva etapa, en la que el diálogo será constante. Una de las primeras decisiones del nuevo consejero fue la de rendir un homenaje en las fiestas de La Mercè a la funcionaria asesinada en la cocina de la prisión de Mas d’Enric, Núria. El paso siguiente fue el de prohibir que los condenados por cometer crímenes o como autores de graves agresiones con arma blanca puedan trabajar en las cocinas.

Las reuniones para conocer todas las posiciones por parte de Espadaler con los sindicatos de prisiones con representación han posibilitado ese nuevo clima de distensión. También el acceso de nuevos responsables, como el juez de menores Jesús del Cacho, que es el nuevo director general de Ejecución Penal y Justicia Juvenil; o Daniel Ortiz, director del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), o Elena Pérez, como nueva secretaria de Medidas Penales.