La irresponsabilidad, y a veces la simple idiotez, no conoce fronteras ideológicas, aunque muchas veces éstas quedan en evidencia. Sant Pere de Ribes es un ejemplo. Las celebraciones de fiesta mayor fueron suspendidas para poder preservar las mínimas normas de seguridad e higiene. Sin embargo, un grupo de irresponsables decidió que la fiesta mayor se celebraría le gustara o no al ayuntamiento. Quizás, en su fuero interno, azuzados por organizaciones políticas de signo muy definido. “Nadie en el pueblo duda que la CUP-UM9 y el PDeCAT están detrás de la casualmente espontánea celebración”, comenta un vecino. “Es un secreto a voces. Llevaban días jactándose de que lo harían”, añaden.

 

 

Celebraciones en Sant Pere de Ribes pese a la prohibición de celebrar la fiesta mayor por la pandemia de coronavirus / YOUTUBE

Los “espontáneos” utilizaron el instrumental, apropiándoselo, de las entidades cívicas del pueblo y actuaron sin ningún tipo de prevención, incluidos los diablos con el fuego y los petardos, y los gigantes salieron a la calle. Las entidades, supuestamente cívicas, lo estaban preparando. Para muestra un botón. “A ver tendremos sorpresas”, les preguntaban días antes de la fiesta mayor en un diario local. La respuesta no deja lugar a dudas. En una sorna de autosuficiencia, de resabiadillos, contestaron: “Hombre, si te lo decimos no será sorpresa. De hecho, tenemos conocimiento que las collas y las entidades se están moviendo. Ellos tienen imaginación y voluntad de hacer cosas. Seguro que habrá todo el calor de la fiesta que se pueda con seguridad”, afirmaron los supuestos responsables que no sabían nada. El dicho lo deja claro, “a otro perro con ese hueso”. Y avisaban que “intentar evitarlo sería como poner puertas al campo”.

 

 

Celebraciones en Sant Pere de Ribes pese a la prohibición de celebrar la fiesta mayor por la pandemia de coronavirus / YOUTUBE

Los detractores los señalan: “Lo que querían era buscar el enfrentamiento, que la policía actuara”. El Ayuntamiento está analizando los vídeos para determinar responsabilidades. A simple vista, está claro que los agitadores, en forma de partidos políticos, y los cómplices, situados en el seno de las entidades, han realizado un ejercicio de irresponsabilidad, arrogancia y estupidez, que debe tener sus consecuencias. Es lo que pasa con los listillos.