Tras el real decreto del 14 de marzo que proclamaba el estado de alarma en todo el país para facilitar la lucha contra la pandemia del coronavirus se suspendieron todos los servicios y trabajos que no se consideraron esenciales. Esa consideración se ha mantenido invariable para todo lo que gira en torno a la sanidad y la alimentación, además de la recogida de basuras y la banca. El resto de las actividades que no pudieran desarrollarse por teletrabajo se han adaptado a la evolución de los datos del Ministerio de Sanidad.
El Ayuntamiento de Barcelona, al igual que otros, como el de Madrid, ha suspendido la recogida de muebles y también ha cerrado los puntos verdes de la ciudad, allí donde se depositan objetos de reciclado más complicado, como pilas, metales, aceite, etc. La página web de ecología del consistorio --qué ironía-- se limita a señalar que han quedado fuera de servicio, "hasta nuevo aviso". Pero es que en la entrada de estos locales, como el que se encuentra en la plaza Gaudí, aún cuelga el letrero fechado el lunes 16 de marzo en el que se advierte a quien se acerca que el local "permanecerá cerrado durante los próximos 15 días", un plazo que venció hace más de un mes.
Es dudoso que hubiera que clausurar estos centros. Cualquiera que los conozca sabe que raramente uno de sus empleados toca los objetos que llevan los vecinos: se limitan a señalar el contenedor donde hay que echarlos. Pero, en todo caso, estaría bien mantener informada a la gente; sobre todo a la que ha aprovechado estos días para hacer limpieza a fondo en casa. Los madrileños ya saben que el servicio se reanuda el 4 de mayo; o sea, el lunes próximo.