Pedro Sánchez ha recibido estos últimos días un alud de críticas desde la oposición por tomar las decisiones en solitario, de manera que los partidos que no están en el Gobierno se enteran por la prensa antes de que el presidente del Gobierno se las comunique. Y, además, lo hace cuando les pide su apoyo.
Este sábado, el presidente ha querido evitar que los reproches se reproduzcan y ha llamado a Pablo Casado, presidente del PP, y a Inés Arrimadas, de Ciudadanos, antes de comparecer ante los medios para anunciar su planes. Básicamente, que desea prorrogar el confinamiento hasta el 26 de abril y que quiere citar a los partidos a una reedición de los Pactos de la Moncloa.
Sorprendentemente, Sánchez ha sido puntual y ha aparecido en las pantallas de los hogares españoles, más o menos, a las 15 horas. Pero llegaba tarde: hacía dos horas que Casado había anunciado a sus 377.000 segudirores de Twitter que habría una ampliación del confinamiento y que él había dado el apoyo al Gobierno, que tendrá que revalidar esa decisión en el Congreso de los Diputados, en la conversación matutina que había mantenido con Sánchez.
Aunue no con tanta anticipación, otro tanto ha ocurrido con Arrimadas, que había informado a sus 624.000 seguidores de Twitter que ella está por unos nuevos Pactos de la Moncloa, que es lo que ahora necesita el país, y que así se lo había dicho la misma mañana del sábado al presidente del Gobierno.
En la comparecencia de Sánchez se ha conocido otra noticia no menos importante: que los términos del confinamiento a partir de Semana Santa no serán tan estrictos como los vigentes en la actualidad, un gesto del Gobierno hacia los empresarios y ciertas autonomías que habían llamado la atención sobre ese punto. Esta precisión no ha aparecido en el discurso de Sánchez, sino a preguntas de los periodistas. Por eso, probablemente, se ha salvado de las filtraciones de la oposición.
La acusación de no mantener informado al resto del arco parlamentario ya ha cruzado nuestras fronteras. Financial Times se hace eco en su edición de hoy de que conforme mayor es el impacto del coronavirus en España y de más calado las medidas que adopta el Gobierno, más profunda es la brecha entre el Ejecutivo y la oposición; y más agudas las acusaciones.
Mientras el Gobierno enarbola el eslogan Unidos, detendremos el virus, las fisuras de la posición son más profundas, dice su corresponsal en Madrid, Daniel Dombey.