Dos horas y media de videoconferencia. Esta es la duración de la reunión telemática que mantuvo el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, acompañado de la consellera de Empresa, Àngels Chacón, con los representantes de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre; Pimec, Josep González; CCOO, Javier Pacheco; y UGT, Camil Ros. El objetivo del encuentro que se celebró el lunes por la tarde no era otro que conseguir el apoyo de los agentes económicos y sociales al decreto de la Generalitat de confinamiento total. No lo lograron.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, mandó mensajes por la mañana a los líderes sindicales y empresariales para lograr este respaldo y conseguir un consenso social para cerrar las empresas y así reducir la movilidad. Según el decreto, solamente se mantendrían los desplazamientos para el sector sanitario, energético, aguas y emergencias. Por la tarde, el vicepresidente también lo intentó, pero sin resultado. CCOO se opuso firmemente, coincidiendo con Pimec y Foment del Treball. UGT, según las fuentes consultadas, no se pronunció específicamente, aunque su secretario general valoró la situación como muy difícil.
En el Govern las sensibilidades iban por barrios. El borrador del decreto que se distribuyó por la tarde de ayer no contaba con el visto bueno de la Generalitat y se adjudica su autoría al Departamento de Interior. Al final, el decreto que debería ser autorizado por el Gobierno central se quedó en agua de borrajas, y se convirtió en lo que realmente era, un documento para presionar a Pedro Sánchez y cerrar Cataluña. Torra no lo consiguió. No obtuvo el apoyo de las organizaciones sindicales y empresariales y no está muy claro que tenga el apoyo de su propio gobierno.