Las negociaciones sobre la formación del equipo de gobierno de Barcelona avanzan, pero lentas. No se espera fumata blanca hasta mediados de mes. Ada Colau y Jaume Collboni negocian cada día, pero el socialista pone el listón alto. No sólo está dispuesto a negociar el cartapacio municipal, sino que también quiere afinar el programa de gobierno y las acciones a ejecutar en los primeros cien días.
Además, escarmentado por lo sucedido en la legislatura pasada, cuando fue expulsado del gobierno sin contemplaciones y por las decisiones de Colau de las que se enteraba por la prensa, se ha puesto manos a la obra negociando un gobierno acordeón. Es decir, sin compartimentos estancos para una de las dos formaciones. El jefe de filas socialista apuesta por contrapesos en cada área de gobierno para evitar decisiones unilaterales y garantizar el consenso y la cohesión del nuevo ejecutivo.
Tendremos que esperar todavía un par de semanas, pero si la coherencia se garantiza Barcelona habrá ganado mucho después de cuatro años perdidos. Hasta ahora, Collboni ha impuesto a una socialista en la gerencia del consistorio, ahora la prueba del algodón será comprobar el resultado de la operación acordeón. Los socialistas no tienen prisa porque esperan que Colau asuma que perdió las elecciones y que el PSC ya no es el partido renqueante del anterior mandato.