Las huestes de Puigdemont van algo despistadas. “No nos aclaramos ni entre nosotros”, apuntaban ayer personas del círculo íntimo del expresident. Puigdemont salió en tromba para tapar las duras declaraciones de Marta Pascal en La Vanguardia, donde no escondió la posibilidad de hacer un nuevo partido que ocupe el centro político del nacionalismo menos friki. De hecho, esta posibilidad está siendo verbalizada desde hace tiempo por quienes están hartos de depender del de Waterloo. “Podemos sacar siete u ocho diputados, lo suficiente para ser decisivos y para volver a crecer”, han apuntado repetidamente.
Puigdemont cargó contra Pascal nada más ver la entrevista, pero los suyos se despistaron. Tanto odian a ERC que la prensa afín, al oír hablar de “hacer política desde el confort” y “pasear su dolor” por los medios de comunicación, entendió que se referían a los republicanos y arremetió contra ellos. Después fueron todo prisas para desviar el tiro: no eran los republicanos, eran los neoconvergentes.