Circula por la ciudad la teoría maledicente de que tras Ada Colau, cualquiera puede ser alcalde de Barcelona, de modo que se ha desatado una fiebre de listas y de alcaldables para las próximas municipales. El nacionalismo presenta, hasta el momento, los siguientes aspirantes: el confirmado Ernest Maragall por ERC; Neus Munté y Ferran Mascarell por el flanco posconvergente sin descartar a Quim Forn y Jordi Graupera, del jovent del Ateneu y la ANC, que compite en unas primarias con un selecto grupo de nuevos valores independentistas entre los que sólo se echa en falta a Joan Bonanit y Víctor Cucurull.
En la contraparte, además de Manuel Valls por Ciudadanos/Barcelona Capital de Europa y Josep Bou del PP, comparece Karl Jacobi al frente de la plataforma Nosotros, de un exconcejal del PP de Palafolls al que echaron del partido por mandar a Colau a fregar suelos. En cuanto a Vox, cobra enteros la opción Javier Ortega Smith y se mantienen en la recámara los nombres de Ignacio Garriga y Jorge Buxadé.
En cuanto al PSC, está todo lo confirmado que se puede estar a falta de seis meses Jaume Collboni, pero hay tal rumor en torno a Meritxell Batet que hasta Pilar Rahola se ha enterado de que suena el nombre de la ministra de Administraciones Territoriales como cabeza de lista por Barcelona. Todo este runrún viene muy favorecido por el hecho de que ni Pedro Sánchez sabe cuándo serán las próximas generales ni si serán antes que las autonómicas catalanas, cuya fecha es otra incógnita que supera a Quim Torra.