El escolta del expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, hoy prófugo de la justicia en Waterloo (Bélgica), se va de bolos a Nueva Caledonia (Francia). El que fuera comisionado de Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona, Josep Lluís Alay, cazado junto a Puigdemont en Alemania cuando el expresident volvía de una conferencia en Finlandia en coche, vuelve a viajar.

Lo hace en calidad de director de la oficina del expresident, contratado por el Govern de Quim Torra --ver cargo aquí-- pero al servicio del expresidente huido en Waterloo. Alay, a la sazón profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona (UB), ha monitorizado el desarrollo del referéndum de secesión de la colectividad francesa de ultramar, en la que los independentistas han sido derrotados.

Con su caso de escolta de Puigdemont archivado por la Audiencia Nacional, Alay tiene todo el derecho a viajar donde le plazca. Salvo por un pequeño detalle: ¿Cuánto dinero público ha costado este viaje al remoto territorio de Oceanía? Qué ha reportado a los contribuyentes catalanes?