La actuación de hoy de Quim Torra, el presidente catalán, ha rozado nuevamente el esperpento cuando no el ridículo. Ha elogiado a los CDR tras sus performance ante Caixabank, el Banco de España y la Bolsa de Barcelona, porque “es necesario hacer caer al régimen”.
Incluso les ha abrazado y les ha exigido que presionen porque “presionar es vuestro papel”. En PDeCAT y en ERC no daban crédito a lo que veían porque esos mismos CDR a los que Torra miraba embelesado pedían su dimisión por no “desobedecer al Estado” y por no “implementar la República”.
Torra no parecía darse por enterado quizá porque “si alguien se esperaba otra cosa se equivocaba. Torra es presidente de la Generalitat porque lo puso Puigdemont, y Puigdemont sabía que Torra tiene un pasado CDR”, apuntan en fuentes independentistas.
“El problema es que Torra es ahora presidente y sigue siendo un CDR”, remachan. El refranero es muy sabio: “Cría cuervos que te sacarán los ojos”. No parece darse cuenta de que los CDR no son sus aliados, sino que pueden ser sus verdugos. En el trámite de los Presupuestos podrá enterarse, y quizá sea tarde.