Las cúpulas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmniun Cultural están en guerra. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, no se entienden.
El detalle más comentado del último 11-S fue que Mauri no compró ni lució la camiseta de la ANC, sino una camisa blanca. Él se defendió diciendo que fue en homenaje a Jordi Cuixart, que tenía camisas blancas en su ropero. Ese día, Paluzie acaparó todo el protagonismo con su severo toque al Govern respecto a lo de implementar el mandato del 1-O.
Paluzie sostuvo en su discurso la extendida teoría de que el problema de la república no es el apoyo popular sino la falta de colaboración de los políticos. El reproche se convirtió en la noticia del día en el que Mauri no dijo nada respecto de esas quejas en su breve intervención.
Las tornas han cambiado con motivo del primer aniversario del 20-S. Paluzie protagonizó una intervención breve en la manifestación entre la Gran Via y la Rambla de Catalunya, sin alusiones a la "política" que retrasa el advenimiento de la república catalana.
En cambio, Mauri hizo una intervención el triple de larga que la de su homóloga. El vicepresidente de Òmnium enardeció a la masa concentrada en el escenario de la resistencia separatista con una arenga ensayada al milímetro que sorprendió y desbordó a Paluzie.