Sánchez planta cara al 1-O

Ha pasado casi desapercibido con el oberbooking de noticias de estos días. Pedro Sánchez anunció un gran acto de los estados español y francés en el que Francia entregará el arsenal de armas y documentación de ETA, que ayudará a esclarecer algunos de los 300 asesinatos que todavía están impunes. Será un acto que tendrá un recuerdo para las víctimas de la banda terrorista y, sobre todo, será un acto franco-español de exaltación del Estado de derecho y de la democracia.

La fecha no es un elemento baladí. Nada más, y nada menos, que se ha escogido el 1 de octubre, el día del aniversario del referéndum ilegal en el que los independentistas catalanes forzaron la legalidad vigente, el Estado de derecho y marginaron la opinión de miles de ciudadanos catalanes que no cuentan en los planes del Gobierno de Quim Torra. Ese día coincidirán ambos actos. El de Francia y España, y el del independentismo que, con seguridad, aumentará los decibelios de la confrontación. Será un 1 de octubre peculiar, en el que Sánchez ha hecho una apuesta de echar agua al vino de la exaltación nacionalista. De alguna manera, puede decirse que el presidente del Gobierno planta cara al 1-0; o simplemente lo contraprograma.