El secretario general de UGT de Cataluña, Camil Ros, no gana para rapapolvos por su posición pro independentista y su apoyo a la manifestación a favor de la libertad de los presos del pasado día 15. Dos días antes de la manifestación, Ros presidió la asamblea de Barcelona de la organización y ya tuvo que oír 13 reproches de 16 intervenciones. Incluso un delegado de Seat, la empresa del presidente territorial de UGT, Matías Carnero, culpó de la situación al máximo dirigente del sindicato, Pepe Álvarez.
El martes en Tarragona no fue mejor. Camil Ros dio la cara y recibió duras críticas. "Este no es tu sindicato, ni es el sindicato de los independentistas ni es un sindicato independentista", le espetó una delegada que añadió sin pelos en la lengua: "Te pido que quieras más a UGT, y si no tendrás que valorar qué prefieres". Vamos toda una invitación que le señala a Ros la puerta de salida.