La presencia del secretario general de UGT de Cataluña, Camil Ros, este jueves en el acto independentista de Plaza Sant Jaume para denunciar los últimos registros de la Guardia Civil en la sede de Òmnium Cultural y en la Generalitat ha revuelto de nuevo el sindicato catalán.
La organización está dividida desde hace meses por la proximidad de una parte de la cúpula con el procés y su participación en los sucesivos actos reivindicativos que han convocado. Una fidelidad que se ha mantenido incluso después de convertirse en la diana de las críticas de los partidarios de la secesión en alguna de estas protestas políticas.
Para rebajar las tensiones internas, UGT de Cataluña había pactado centrarse en el debate sindical y en gestionar reivindicaciones laborales. Pretendía mantenerse lo máximo neutral posible ante cuestiones políticas de esta índole. Una posición que les garantizaba recoger la diversidad de opiniones de los afiliados a la organización. Pero Ros se ha desmarcado de nuevo de este acuerdo.
Ha subido al escenario y ha cantado L’Estaca junto al presidente del Parlament, Roger Torrent; el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello; el vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro; el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri; la portavoz de JxCat, Elsa Artadi; y el líder de CatComú, Xavier Domènech, entre otros.
No estuvo presente en el acto su homólogo de CCOO de Cataluña, Javier Pacheco, un detalle que en UGT de Cataluña no se ha pasado por alto.