Los usuarios de la Filmoteca de Cataluña están sorprendidos por la politización a que los altos cargos de la Generalitat someten espacios públicos de todos los catalanes. Desde el jueves pasado, y en la cara interior de las puertas de cristal de entrada al recinto, cuelga un enorme lazo amarillo en recuerdo de los políticos independentistas presos, además de un cartel alusivo a la misma cuestión.
Los empleados sostienen que la dirección de este organismo, en manos de Esteve Riambau, les ha dado permiso para actuar como mejor les pareciera. Y el resultado es que unas instalaciones de todos los catalanes se convierten en plataforma para el activismo independentista. Por si hubiera alguna duda de cuál es el posicionamiento político de este organismo público, los cinéfilos que asisten a los pases siempre tienen a su disposición los ejemplares que quieran del diario Ara, abiertamente soberanista.