Toni Comín se resiste a soltar el acta de diputado a pesar de que ERC, que lo da por hecho, se lo ha pedido insistentemente. Es el único de los cuatro exconsellers que acompañan a Carles Puigdemont que no la deja "ni con agua caliente". Comín sabe que en ERC ha caído en desgracia porque sus "gracias" no encuentran el eco que le daba ser amigo de Oriol Junqueras.
A los republicanos no les gustó nada que su diputado celebrara el resultado electoral del 21-D en compañía de Junts per Catalunya. Dijo entonces que le gustaban los canapés preparados en la sede de los de Puigdemont. Ahora Comín aguanta y aunque dice que es por motivos políticos, la realidad es más mundana.
Sus esfuerzos por conseguir una plaza en la Universidad de Lovaina no han dado frutos y si deja de ser diputado perdería la excedencia que tiene en ESADE, lo que le deja sin modus vivendi. Comín siempre ha sido un hombre interesado. Primero con Maragall, luego con el PSC y ahora con ERC. A nadie le extrañaría que acabara formando equipo con Puigdemont.