Cada lunes y viernes algunos trabajadores del Departamento de Ensenyament de la Generalitat se reúnen entre 10 y 15 minutos a las puertas del edificio para protestar por los encarcelamientos de los exconsellers y los activistas Jordi Cuixart y Jordi Sánchez
Este tiempo que transcurre, sin fichar, computa como tiempo trabajado. Y, al final de la semana, suma media hora de absentismo laboral. Dos horas, al cabo del mes.
Nadie podrá decir que la aplicación del artículo 155 ha mermado sus derechos. La propia dirección del departamento lo consiente, como consiente la decoración interior, presidida por un enorme lazo amarillo.