La fiebre independentista llegó a los ayuntamientos. Tras el 1-0 los concejales del PSC eran obligados a dejar las alcaldías, invitados a abandonar su partido si no se posicionaban contra el 155 o a dejar equipos de gobierno. La excusa utilizada por CUP, PDeCAT y ERC era que los intereses del país estaban por encima de los consistorios.
Ha pasado un mes y las cosas cambian. En Terrassa, el PDeCAT descartó ser muleta de podemitas, republicanos y cuperos. Ahora, Neus Lloveras, presidenta de la AMI y alcaldesa de Vilanova i la Geltrú, defiende su pacto con el PSC ante el acoso de los republicanos y la CUP. Las malas relaciones de Lloveras con estos grupos son conocidas en Vilanova, por lo que ella se reafirma en su pacto con el PSC porque se basó "en un acuerdo en el que se excluyeron las cuestiones no estrictamente locales". Y como no es lo mismo predicar que dar trigo, la alcaldesa condena ahora las "lamentables presiones a la máxima institución de la ciudad solo por interés partidista, sin ninguna propuesta ni proyecto de ciudad". O sea, Lloveras no quiere oír ni hablar de un gobierno de unidad independentista.