El incombustible Xavier Trias ha quedado a la altura del betún por el infumable caso de las cuentas secretas de su familia en Suiza y las Islas Vírgenes. El asunto no es nuevo. Lo destapó El Mundo hace más de tres años. A la sazón, Trias lo negó de plano. Achacó las revelaciones al proceso independentista y a la “caverna mediática” madrileña. Ni corto ni perezoso, se querelló contra los periodistas. El juzgado todavía tiene que resolver, pero dadas las circunstancias, el caso acabará archivado.

Ahora, otros periódicos nacionales e internacionales han publicado con pelos y señales las cuentas y los trusts ocultos que maneja la familia Trias. El interfecto, ha dado tres versiones distintas. Primero lo negó todo. Luego dijo que del dinero familiar se encargaba su hermano mayor, ya fallecido. Y, finalmente, reconoció la existencia de los depósitos.

Ayer miércoles, como si no hubiera pasado nada, se manifestó a las puertas del Ayuntamiento de Barcelona --que presidió durante una legislatura-- pidiendo la liberación de los Jordis como un probo ciudadano que se alza contra una injustia.