El aumento generalizado de los valores catastrales asignados a los inmuebles por la Agencia Tributaria está provocando situaciones aberrantes. El propietario de un local comercial situado a medio centenar de metros del paseo de Gràcia barcelonés ha recibido en pleno mes de agosto una comunicación de Hacienda donde le informa de la nueva tasación del inmueble. Para sorpresa del dueño, la gerencia del catastro le ha informado de que la valoración del establecimiento pasa de golpe y porrazo de 618.000 euros a 4,7 millones, es decir, una espectacular subida equivalente a casi ocho veces el precio anterior.
Las consecuencias inmediatas de dicho cambio son dos. El recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de la tienda pasa de 4.640 a 5.569 euros anuales, un 20% más. Y también aumenta la cuota del inicuo impuesto del patrimonio que ha de satisfacer el afectado, que puede llegar al 2,5% del precio del activo. La ciudad de Barcelona ha revisado este verano de forma masiva el valor catastral de las casas y tiendas. El proceso ha concluido con una subida media del 19%.