El Prat, 17:30 horas. Un avión lleno hasta los topes con pasajeros del Puente Aéreo y ciudadanos que iniciaban sus vacaciones cerraba sus puertas. Iba con retraso pero la cuenta atrás para el esperado descanso empezaba. 18:50 horas: el comandante toma la palabra y pronuncia las fatídicas palabras "hemos detectado una avería y deben desalojar el avión".
El siguiente vuelo programado en el Puente Aéreo salía unos minutos después y, como el cancelado, iba lleno. Solo unos pocos afortunados usuarios lograron plaza. Iberia dejó en tierra a todos los pasajeros que iniciaban su descanso estival y que perdían sin remedio sus vuelos de enlace en Madrid.
El vuelo de las 21:00 horas fue a reventar, con retraso... y con sueños rotos. Iberia ni se inmutó y no fletó un avión para enmendar su error. Solo la profesionalidad del personal de tierra de El Prat evitó un motín, aunque no pudo evitar insultos y caras de desesperación. ¡Felicidades, Iberia!