El Ayuntamiento de Barcelona tiene estos días a Jaume Collboni, el líder del PSC, como alcalde accidental. Suya es la decisión de denunciar el acto vandálico de Arran, las juventudes de la CUP, contra un autobús turístico. Fuentes municipales han reaccionado con prudencia ante la nueva acción de los cachorros independentistas radicales que se han dedicado a pinchar ruedas de bicicletas que utilizan los turistas. En el consistorio no se descarta que se presente una nueva denuncia, aunque puntualizan que este segundo ataque se ha producido en el ámbito privado.
En el ámbito municipal no se oculta la preocupación de estos actos de ataque al sector turístico porque “también es una manera de agitar la calle de cara al 1-0”. En algunos sectores, se preguntan por qué no ha actuado la fiscalía cuando no sólo es una denuncia por daños al autobús atacado, sino que es un acto que tiene repercusiones penales. De hecho, en el ayuntamiento creen que es posible que esta actuación se realice y los culpables del acto sean detenidos y juzgados, máxime después de que Arran dijera en RAC-1 que no “tienen previsto pagar los desperfectos del autobús” y que su actuación es “una forma de protesta, igual de legítima que las manifestaciones”. Nadie duda en el consistorio que “la CUP está metiendo presión a Colau”, con estas acciones para forzar que cambie de postura ante el referéndum ilegal de octubre.