La transparencia se convirtió en una especie de obsesión por el gobierno de los comunes en cuanto Ada Colau tomó las riendas del Ayuntamiento de Barcelona. La alcaldesa decidió que, en aras de mostrar hasta el más oculto de los detalles municipales que hasta entonces podía estar en la sombra, los barceloneses debían conocer todo lo que se cuece en los pasillos del consistorio. E hizo colocar un apartado de transparencia en la ficha de la web municipal.
Es allí donde puede consultarse la liquidación de la tarjeta de crédito de la que dispone “para comidas de reuniones e imprevistos fuera del ayuntamiento” y que, a juzgar por el documento que resume los movimientos, o nunca ha comido en el exterior del consistorio, o nunca ha corrido ella con los gastos de la cuenta.
“Sin movimientos” es el sintagma más repetido en la relación de gastos que, hasta este lunes, se había encallado en octubre de 2016. Tras una llamada de comprobación de este medio para conocer el por qué del estancamiento de la transparencia, el documento se ha actualizado como por arte de magia. Eso sí, con el mismo sintagma estrella. Sin novedades.