Los 140 trabajadores de 13TV están pasando una de las peores semanas de su vida. El jueves pasado la dirección de la cadena les informó que negocia con la Conferencia Episcopal Española el futuro de la cadena. Un negro futuro porque los obispos no quieren seguir perdiendo dinero. Las audiencias no despegan desde hace años y menos si los obispos no se rascan el bolsillo para hacer inversiones. Una presentadora que abandonó la televisión de la iglesia la calificaba sin rubor como "tele patera".
Mañana está previsto que la dirección anuncie la solución final y los rumores no tranquilizan. Se habla de una reducción del 80% de la producción y, por tanto, de la plantilla. Solo se mantendría en la parrilla El Cascabel, un programa de alto voltaje ideológico de la derecha más extrema. El resto de la programación se reduciría a películas que a tenor de lo visto serían producciones de mediados del siglo pasado. Otra opción es el alquiler de la cadena a un operador, lo que también dejaría a los trabajadores en la calle. Los obispos hasta ahora han rechazado las alternativas de la dirección. Pintan bastos, sin duda.