Aconteció como en el siglo XVIII y aquellas fastuosas ceremonias en el mismísimo Palacio de Versalles, por poner un símil. Solo que la noche de este sábado, el palacio era el Liceo de Barcelona y, Luis XV, la Reina Sofía. Diéronse cita –si se nos permite adaptarnos al lenguaje de la época— allí todos los miembros de la más alta sociedad catalana para no perderse detalle de la concesión de la Medalla de Oro del Círculo del Liceo a la Reina Doña Sofía.
Vestidos con sus mejores atuendos, acudieron al acto personalidades de la talla aristocrática de Javier Godó, el conde de Godó; su inseparable Màrius Carol, director de La Vanguardia; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría –que, dicho sea de paso, lucía unas transparencias poco habituales en actos de tan regia etiqueta–; el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo; la presidenta de las cavas Torelló, Ernestina Torelló o Leonor March, miembro de la poderosa familia mallorquina de banqueros. También el cronista de sociedad barcelonés Carlos Martorell, autor de las fotografías.
El acto, patrocinado por La Vanguardia, Freixenet, Perelada, Torelló, Torres y Flors Prat, se celebró en el Foyer del Liceo. Un espacio donde habitualmente se instruyen los inexpertos en el mundo operístico, minutos antes de que empiece el espectáculo, a través de una conferencia protagonizada por un experto en la materia. Donde ellos solo tienen que sentarse, escuchar y aplaudir. Sobre todo, aplaudir. Ignacio García Nieto, presidente del Círculo del Liceo, ofició como anfitrión de una velada de altos vuelos en la sociedad barcelonesa.