Por fin el Ayuntamiento de Barcelona se ha decidido a enseñar al que no sabe y al maleducado, aunque sea un ciclista.
Los vecinos de Sagrada Familia no daban crédito a lo que veían sus ojos esta tarde de lunes; muchos de ellos incluso sacaron sus móviles para inmortalizar la escena. Algunos agentes cívicos se han situado en el transitado tramo de la calle Provença que va de Marina a Sardenya, en el lado montaña de la basílica, para rogar amablemente a los ciclistas que no pedaleasen, sino que caminasen para respetar a los peatones.
Había tantos ciclistas, que los empleados municipales no daban abasto. Todos recibían la advertencia con mala cara; habrá que ver cómo reciben las multas.
No solo atraviesan esa vía repleta de terrazas y turistas subidos en sus vehículos, sino que por alguna razón desconocida evitan el carril bici de dos sentidos de la calzada de la misma calle.