La intervención del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el XXI Encuentro de Economía de S’Agaró (Girona) no despertó demasiada expectación, a juzgar por el buen número de sillas vacías que había en la sala donde tenían lugar estas sesiones. Es muy posible que ese aforo medio lleno/medio vacío se deba a la previsibilidad de los discursos del dirigente independentista. No se necesita ser demasiado avispado para prever que la secesión, los agravios respecto al Gobierno español y la necesidad de poner las urnas son un mantra en las declaraciones del President, que ya no es profeta ni en su tierra, Girona.
Y eso que está avisado. La encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat hecha pública el viernes confirma la fatiga que genera esa agitprop independentista entre los catalanes. Pero Puigdemont es don erre que erre. De ahí el pinchazo de sus eventos.